Yiva Drums o cumplir el sueño de todo baterista

Yiva Drums o el sueño de cumplir el sueño de todo baterista. Al menos en este caso, así ha sido. Un placer poder hablar con Rufi, creador de las cajas Yiva Drums.

¿Y si pudieras crear tu propia caja? ¿Y si esta fuera de una sola pieza sólida? ¿Y además de una madera noble con el nogal negro de León? Rufi, minero prejubilado de Orallo, decidió a los 41 años y encontrándose con mucho tiempo libre, llevar a cabo un sueño de juventud: aprender a tocar la batería.

Como a todos, al principio fue complicado, luego más fácil y de nuevo, más complicado, cuando empezó a entender todas las figuras y los entresijos del solfeo y lo más determinante para nuestra historia: tomó conciencia de cómo ha de sonar una batería, o al menos, como le gustaría a él que sonase.

Y aquí llegó el problema. O la solución, según se vea. No había manera de conseguir un sonido de caja que le gustara. Probó con una caja de 300€, luego le siguió una de 500€…Preguntó a su profesor, indagó con otros baterías. Llegó a comprar una caja de cerca de 1000€, pero no había manera. No le gustaba nada de lo que él tocaba en ninguna de las cajas.

Desde siempre, Rufi ha sido una persona resolutiva y tirada p’alante, como decimos coloquialmente. Él piensa algo y lo realiza. Estudia, analiza, indaga y ejecuta. Así mismo hizo con este problema. El problema que él veía, era la resonancia. Quería máximo volumen, definición y sensibilidad. Y a la vez, el sonido más «puro» y nítido que pudiera conseguir.

¡Ojo! Todo esto lo hacía para sí mismo, para conseguir esa caja ideal para él. En ningún momento pensó todo este desarrollo para montar nada lucrativo…

En su camino hasta llegar a su caja ideal, se encontró con muchos problemas tales como, hallar el tronco ideal y de qué tipo de madera. Porque lo que sí tenía claro es que, si quería máxima resonancia, tenía que dejarse estar de cascos laminados, ni siquiera por bloques, o por lo que el casco sólido fue su única opción y por supuesto, de madera, eso lo tenía claro.

Tampoco le valían las típicas bellotas que atraviesan el casco. Ni tan solo el protector de metal del «vent hole» (ese agujerito que sirve como salida de aire y descompresión en la caja.) Por lo que tenía el problema añadido de las bellotas.

Por si fuera poco, ¡¡los tiempos de sacado de la madera eran eternos!! Por lo que tuvo que idear un sistema de secado, no sin antes pasar por extraer la humedad con cereales, como cuando se nos moja el móvil y lo ponemos en arroz, pero a lo bruto…Y hasta aquí te cuento. Te recomiendo que vas el vídeo que está justo aquí debajo, para que conozcas de primera mano esta historia. Te aseguro que la personalidad de Rufi, te va a atrapar desde el primer momento.